quinta-feira, 30 de abril de 2009

Encuentro con campesinos muertos:

Don Juan Tsé

De los viajes que yo en el interior.

Que la atmósfera era mera, casi no era. Fui a pedir un vaso de agua. En medio de la ruta, en medio de la nada. Detuve el auto en barro forrado cual una casa: de barros. “Oh, ¿hay alguien en la casa?” Vino. Un hombre. Del barro de la casa desapareció de adentro hacia afuera. “¿Quién?” “Es agua, puedes conseguírmela un poco?” “¿Es sed?” “Fue siendo”. “No hay”. “¿Ni un poco? “Ni nada”. “¿Cómo?” “De esa manera.” “Dios”. “Eso.” Sudé. “¿Pero quiere silencio o quiere un caso?” “Caso”. “Era una vez que yo no soy hombre”. “¿Ah?” “No soy”. “¿Es eso?” “Pensé que yo tenía pierna, brazos, ojos, y olfateaba las cosas con la nariz, pensé hasta en la felicidad un día, nada, era nada. Cosa. Todo era cosa. No era materia”. “No entiendo”. “Eso”. “¿Pero qué es entonces?”. “Desperté”.

Catadores de empanadas

Estar así con la boca tan cerca del secreto de las masas. Allá en la estancia, mi abuela, Doña Herminia, (aquella que me hacía tomar un colectivo a las dos de la tarde para Santos, acostarme en su regazo para recibir la caricia de los seres angelicales e volver en el colectivo de las seis) cocinaba para 15 nietos. Eran ollas industriales en una cocina a leña y éramos cada uno más uno de tanta hambre conseguida en partidos de fútbol como finales de algún campeonato inexistente que nos regía de forma inexplicable y oculta y que casi siempre acababa en disputa.

La comida de de Abu Mina, como la llamábamos, era tan disputada como las peladas y algunas veces era necesario que ella actuara de jueza. Pero, en día de empanadas la cosa se ponía realmente fea. Pobre de mi abuela que tenía que hacer un número exacto para cada uno de nosotros y, como si no bastara, las empanadas tenían que tener el mismo tamaño. Explico el juego: la enorme fuente era colocada en el centro de la mesa, digamos que cada uno tenía derecho a seis empanadas, que sólo podían ser tomadas después del silbato; pero, detalle, había una sorpresa adentro de ellas. El clima era tenso y excitante. Teníamos algunos minutos para mirar bien a las susodichas y estudiarnos las mejores posibilidades. El silbato sonaba y en furia tomábamos nuestra porción, claro que con mucha confusión y pelea. Masticábamos mirándonos, uno quería ver si la sorpresa estaba en la boca del otro. Algunas veces llegábamos a dar sólo una mordida para ver si era y ya ir luego mordiendo otra se no era. De repente, el gozo. Uno de nosotros estaba con la boca escupiendo nubes. Mi abuela rellenaba una de las empanadas con algodón. Pasado el climax, comíamos luego para hacer la digestión y volver al fútbol, nunca sin antes enchincharnos por comer una empanada de viento.

terça-feira, 28 de abril de 2009

Crisis es cosa buena

“Los hombes viajan más de prisa ahora, pero no sé si van a lugares mejores.” Willa Cather, “Death Comes For The Archbishop”

Nuevos aires soplan en mi ventana. Cambio de postura. Nuevo eje. No fue nada que haya sucedido exteriormente, fue una intuición, una retomada de conciencia, un recordar. Resignificar yo voy. La resignificación es el arte de buscar cualidades homólogas a los defectos en cada situación. Revertir el cuadro, ver desde otro ángulo, buscar conexiones que redireccionen los pasos que parecen caminar hacia un precipicio. Es lo que hago con mi obra y con mis propias actitudes en la vida. No quiero más adosarme al coro de los que creen que nada va a salir bien y de los que ven todo con pesimismo y descreimiento. No quiero más permitirme ningún tipo de negatividad y desesperanza. Ningún momento es tan propicio como el de la crisis para que se repiense y se cambie una antigua postura. El mundo estaba, y aún está, caminando a pasos agigantados hacia el abismo. La crisis económica mundial es providencial, es un freno a los abusos, al consumismo desenfrenado, a la lógica del lucro sobre todas las cosas. Está claro que la mentalidad del mundo no cambió y ni va a cambiar drásticamente del día a la noche, pero ya podemos encontrar varios focos de cambios y varias personas contribuyendo para una mejoría y para el desenvolvimiento de una capacidad de vislumbrar algo positivo que está siempre dispuesto a nacer en el útero de cada aparente desgracia. Hoy ya existen escuelas de sustentabilidad, existen nuevas formas de pensamientos expandiéndose y ya está más en tiempo de abrirnos hacia ellas. Repito lo que vengo repitiendo: el mundo no es la vida. Ella está en el mundo, pero no es del mundo.

Mi mayor preocupación es la educación. Es con eso que quiero y siempre quise trabajar. Y veo el Arte como la mejor posibilidad de renovación de la enseñanza hoy. No a través del dogmatismo o del didactismo o como subterfugio para pasar mensajes, pero como fuente de inspiración. El arte puede proporcionar el vaciamiento de conceptos y valores pre-concebidos y ultrapasados y puede preparar caminos hacia nuevas instituciones. Para eso, según mi visión, sería preciso que artistas y espectadores redescubrieran al Hombre de Arcilla que hay dentro de cada uno de nosotros. El Adán que necesita y puede ser Creado, junto con la Creación que duerme en nuestro ser, queriendo ser despertada. ¿Qué sería esto? No es en este espacio que voy a explicar detalladamente, pero espero, a partir de ahora, ir lanzando semillas para la postura educacional que estoy desenvolviendo. Espero en breve tener un sitio que explique y ejemplifique mejor lo que quiero decir. Pretendo formar grupos de conversaciòn. “La Revolución” es una semilla del rigor, sin el cual la disciplina no consigue dar cuerpo a las actividades. El Proyecto “El Hombre de Arcilla” es el germen de la misericordia, sin el cual no sería posible la flexibilidad en las relaciones.

Abomino cualquier concepto de auto-ayuda o cualquier fórmula hecha para mejorar la vida. Pero, si educar es educar-se y cuidar es cuidar-se, y eso es fácil de percibir cuando sabemos que es a partir de nuestra propia disposición y postura que las cosas nos suceden a nosotros o no; entonces, ¿qué es ser profesor? ¿qué es ser médico? ¿qué es ser artista?Para mí, esas son las tres ocupaciones con las cuales los hombres deberían ocuparse en relación a sí mismos. Educador de sí, Curador de sí, Artista de sí. Pero, no cabe duda de que es necesario aprender a aprender ser en sí ou ser alguem para sí. ¿Quién va a enseñar?¿Quién si no el Sí que aún no se contaminó con las construcciones y pavimentaciones del ego? El Hombre de Arcilla es un modelo que vos mismo vas a moldear en sí, más condicente con un ser que puede ser cualquier cosa que quiere hacer de quien es y la derrota viva de sí o de las innumerables posibilidades de ser que se deja de ser por pereza, automatismo psicológico, condicionamiento. El Hombre de Arcilla se contruye a partir de las relaciones. El barro es el lenguaje.

Todos los Bellos Perros

Tupí en la estancia Santa Helena. Foto de Alex da Silva.

Fue mi amigo Edu San quien me proporcionó horas de convivencia con este bello animal. En la compañía solitaria, un perro y un pan de sol. Tupí es un viejo guerrero de muchos años, ya sordo y con el cuerpo cubierto de cicatrices. Marcas de una vida vivida con audacia y libertad y tantas historias que yo no sabría contar. Hace algún tiempo atrás, en una de esas veces que estuve en la estancia Santa Helena, pasé una madrugada entera con ese compañero afectuoso. En mi vida poco conviví con animales; soy, infelizmente, un hombre urbano, o un prisionero de la ciudad, que es como me siento. Vico con la falta de naturaleza, de las plantas, de los animales, del mar. De la amistad vino esa posibilidad. Edu salió y me quedé con Tupí. Me quedé leyendo, escribiendo y viendo películas. Y adonde quiera que yo fuera allá estaba La Presencia Fiel, caliente, con la enorme lengua afuera, largando flatos increíbles, siguiéndome con los ojos o por el calor del cuerpo. Conversé con él algunas veces y sé que él no me oyó y principalmente no me entendió; ya que yo mismo no me entiendo; pero sentí que él me sintió. Yo sólo estaba intentando decirle que era una alegría y un honor muy grande poder estar allí, a su lado, un hecho raro en mi vida. La respuesta que tuve fue que él no se despegó de mí hasta que su verdadero “dueño” o compañero, llegara. Y yo nunca me sentí tan acompañado y protegido como en aquella madrugada, en el poco tiempo que tuve para sentir cuánto aprendería con esa convivencia.


Edu siempre me dice que Tupí es uno de los pocos compromisos que él tiene con la vida. Él dice que cuidar que Tupí tenga una buena vida es una cuestión de prioridad para él. Eso me toca. Yo nunca tuve eso con un animal. Nunca sentí amor por un animal o por un árbol y creo que eso es una falla en mi carácter. En las pocas hora que tuve al lado de él, pude percibir que el sentimiento que puede nacer entre dos seres de especies diferentes, puede ser uno de los más profundos posibles. Percibí que en esa relación todo puede ser escucha y generosidad y la fidelidad entre los hombres aún está lejos de alcanzar la pureza y la entrega que puede haber entre un ser humano y un perro. Ciertos momentos traen en su génesis la eternidad y nos marcan para que carguemos la semilla de algo bueno que puede brotar apenas queramos permitirnos. Desde entonces estoy fertilizado de Tupí.


quinta-feira, 23 de abril de 2009

Caballos, Madrugadas, Mi Padre, las Linternas, el Blues de los Bueyes y la Esperanza

Foto de Edu Campos. Regalo que él me dio.

Estar así con la cabeza cerca del útero de las nubes me hace recordar de mi eternidad, cuando mi infancia. Mi padre había comprado una estancia en Ribeirão Pires y en las vacaciones todos los parientes, principalmente mis quince primos, allá se reunían con el objetivo de entender la vida a través del fútbol y de escalar los cerros que circundaban la propiedad. Mis primas también iban...¿qué harían ellas? Para mí el allá es un Fuerte Apache que me separaba del dolor que la escuela me causaba y me posibilitaba el aislamiento, condición que siempre me cae bien. Yo me escondía de los otros pibes y en la cima de la montaña, como un propio tonto, me sentía seguro y desde allá me quedaba observando la “casita blanca”, que era como mi padre llamaba a nuestra chacra, así tan de juguete.

De madrugada, algunas veces, se sucedían rituales mágicos con mucho menos efectos especiales que los de una producción cinematográfica o de esos best sellers infanto-juveniles de los tiempos modernos; pero pienso, con mucha más magia. Por eso soy tan más yo en esa hora cuando las consciencias se confunden y el inconsciente aflora. De ahí la raíz de mi ocupación de guardia nocturno. Después de una hora de viaje, mi padre llegaba con mi madre de alguna sesión de una de sus piezas teatrales, allá por las dos, tres de la madrugada. Él se juntaba a mis tíos y nos despertaban a nosotros, los chicos, para que fuésemos a caminar por los caminos de tierra de la región. Iban sólo los hombres, las mujeres tenían sus propios rituales, y tal vez, porque los hombres necesitan salir para cazar alguna cosa o nada: sólo los niños. Los adultos tomaban sus linternas y de vez en cuando nos dejaban sostenerlas. Aquel niño que tenía esa chance se sentía como sosteniendo una espada o un trofeo. Nosotros íbamos en pijamas nomás. Todos con abrigo porque el frío es la temperatura del misterio. Yo siempre creí que aquello era un sueño, pero si lo fuese, era colectivo. La neblina, la luna, el olor a monte, los sonidos de animales, la noche que prevalecía como un manto oscuro llena de gotas de leche que nos cubrían de miedos excitantes y fantasías de cazadores. Ellos nos contaban historias de sus infancias y nosotros vivíamos la nuestra sin saber. ¿Será que ya les conté esta historia a mis hijos? No sé cómo entrar en el mundo de los videogames. Yo quisiera hablarles de aquella sensación de seguridad que yo sentía cuando andaba cercado por las piernas de aquellos hombres que reían con sus bromas apasionadas. Yo me sentía como si estuviese preso atrás de las rejas de la alegría. Aquellos senderos de tierra parecían no tener fin y a la hora de regresar era como despertar sobresaltado de un buen sueño. Yo siempre soñé más de lo que dormí.

Nosotros teníamos dos caballos. La Negra y el Ferrugem (Herrumbre). Ella, oscura como ojos cerrados; él, chocolate claro. No eran muy buenos para montar. Parece que ya llegaron medio viejos. La Negra, por un tiempo, todavía llegó a tirar el carro. Había días en que ya no iba al pasto y se quedaba el día entero mirándolo. Caballos son buenos para mirarlos. Mirar caballos siempre me fue algo medio místico. Así como los toros, yo siento el blues de los bueyes. Que en aquella ventana de ellos, el alma es la tristeza. Qué linda. Había una vaca, una sola de tan sola: ¿Esperanza es nombre? Nadie la vio morir.

Anna Akhmátova

“¿Quién ha de llorar por esa mujer? ¿No es insignificante para que la lamenten? Y, no obstante, mi corazón nunca olvidará a quien dio su propia vida por una única mirada”. A Mulher de Lot, A.A.

Anna , déjame morir contigo en ti: en la hora final estar en tus brazos y tú me dirías en secreto el polvo de las estrellas y la expresión de la flor. Y toda la gloria al inconsolable dolor. En tu regazo helado es Leningrado allá afuera y tu chalina negra sobre tus hombros, cubriese mi faz después de la última mirada. Morir mirando tu soberana presencia, tu nariz aguileña apuntando curva: tus labios altivos en beso fatal. Se posa ahora en mi lengua tu lengua rusa, ya los relojes marcan la hora del coraje. Fenecer en una mujer que tiene la aristocrática belleza de la serenidad, no existe así: sólo tú, tan sólo. Y serán pintada por Modigliani. Sí, Anna, en tu cama, nido, toca: amar es leer poemas uno al otro, nuestra pasión será la lógica, la técnica, las imágenes simples del alma femenina solitaria. Vamos a esconder más que mostrar, Anna, crear secretos y misterios cristalinos que quien quiera, que quien pueda. Y retornaremos a lo clásico, lo conciso, lo lacónico, al clímax. Sé, Anna, tú me dijiste en susurro, la verdadera ternura no se confunde con cosa alguna, es silencio y esas insatisfechas miradas tuyas. Si todas las separaciones fuesen imaginarias, Anna, si la sombra del amor estuviese en las paredes de los amantes. Que la Rusia viniese a salvarme, que ya vi de todo en el mundo y tendré que matar la memoria hasta el fin y tendré que volverme piedra y reaprender a vivir.

segunda-feira, 20 de abril de 2009

Paisaje interrogativo

¿Vos me oíste contar el secreto del mundo en aquella noche de vértebras quebradas te dije lo más suave de las cosas entre las llamas del amanecer de la leona muerta que en tu cama espiralada llovía en tristeza de inconsecuencia ebria de desiertos cínicos que surgen en las charlas vacías de las quimeras televisivas o vos estabas dispersa en pensamientos vagos que me desatendían estando yo en lo más entregado de mi estado de precisión de amistad lúcida y generosidad cántaro que sólo las grandezas que corazones y oídos cuando úteros cuando puertas y ventanas cuando sea bienvenido cuando los caballos metafísicos corren en el más alto pasto del minuto en cabalgadas invisibles pueden ofrecer?

¿No hay oro en los comportamientos? Que yo quise la riqueza en todas las búsquedas en todas las manos. Para que si yo supiera cuánto soy puro hasta barro en mi nombre y toda mugre quise en mí. Hice preguntas en lugares que las respuestas venían antes del interrogatorio y el supuesto saber parecía listo y las reglas y las actitudes y ninguna perplejidad en los árboles ya exhaustos de los que se arrogan. Abro los libros y las piernas de las chicas siempre en la búsqueda del punto de interrogación, de la duda recta, de la incerteza plena.

La inseguridad no acaba: si voy a dejarte o si voy a abandonar quién soy: si no voy a verte más...¿pero y si te llevara allá donde voy? ¿La melancolía hace qué con ese amor? Mi taxi triste en la avenida: se apaga, para y piensa: ¿cuál es el sentido de la prisa? ¿Cuál es el gas que orienta? Por la ventanilla pasan los postes que apuntan la dirección, pero sigo hasta el fin del horizonte como si sólo el último, como si aún no fuese para arriba y entretanto el poste final es igual al primero. La misma indagación unida por hilos eléctricos como si la electricidad fuese una red de cuestionarios e irresoluciones. Y vi que los postes eran las gentes y descubrí que todas las preguntas recibían las mismas réplicas automáticas como si todas las interlocuciones fueses construidas de esquemas de libros resumidos vendidas en quiscos de diarios.

Yo necesito algunas paredes, para que pueda yo preguntar.

quarta-feira, 15 de abril de 2009

La Entrega

Alá no oprime a los hombres, son ellos mismos lo que se oprimen. (El Corán)

Todo ángel es terrible. (R.M. Rilke)

Surgieron los “Ches” de adentro de los placares, del baño de la suite, de las paredes, de los cajones de la cómoda, de los interruptores, del espejo, de la araña. Botas, cinturas aseguradas por cuerdas, astillaron las ventanas, como ángeles terribles cayeran del cielo: y uno que se alojaba debajo de la cama, con un caño corto, alcanzó la costilla del incauto con una bala que perforó el colchón. Los otros, aún viendo la muerte comenzando a instalarse entre aquellas vértebras en principio de contorción, descargaron sus ametralladoras en el cuerpo que en epiléptica postura levitaba en charcos de sangre y gozo. Sólo cuando los agujeros se abrieron más que los poros, él sintió la fuerza electrizante de la entrega.

Se juró a sí mismo no más vivir en aquella mitad. Juró ser entero en todo, íntegro en elecciones, firme en decisiones, que, siendo suyas y pensadas, profundamente pensadas, sentidas con todas las posibilidades que un alma tiene y puede, no habría porqué acusar de censores o inflexibles a los que aplicaban la pena. “No tener el corazón inserto en cada situación y gesto, debería ser considerado crimen”, él clamó cuando firmó el contrato. Cuando aquel que se contrata, siempre por voluntad propia, firma los términos, conoce muy bien las consecuencias que sus debilidades pueden causar. Nadie está obligado a nada, a no ser que se obligue y “La Revolución” apenas ejecuta la orden de quien se ordena a sí mismo en disciplina de bravos.

Fue a la cama con aquella que él decía ser su amor. Ella era sólo fiebre y gemidos, líquidos se le escurrían por todos los lugares por donde es posible que agua surja y hasta por donde no. Ella estaba enferma como deben los amantes estar. Erupciones le marcaban la faz, herpes y granos, síntomas emocionales de la somatización amorosa. Sus convulsiones eran los dolores de la felicidad venidas de un alma en fractura expuesta. Él era sólo palabra y construcción mental, como si el amor fuese aceite de tornillos de robots. Así se detectó la performance.

sexta-feira, 10 de abril de 2009

El Origen

“La Revolución” no es un juicio moral. Es un regreso a la primera intención, un regreso al origen, como la propia palabra lo dice. ¿Para qué estamos haciendo tal cosa? ¿Cuál es la motivación que nos mueve? Tener una vida productiva no es producir para el sistema, es tener una vida tuya de acuerdo con lo que vos sos, me parece. El placer no está prohibido y las experiencias que culminan en fusilamiento representan un exterminio simbólico de tu ego y no de tu ser.

“La Revolución” propone a sus miembros la disciplina, la exactitud, la simplicidad y la restricción en sus actitudes, una vez acordadas con tu propia consciencia. Débiles son los que se colocan vulnerables a sí mismos, los que no consiguen mantener su palabra y son arrastrados como la hoja por el viento. Vivimos en una sociedad perniciosa que encuentra una excusa falluta o un subterfugio a cada falta de carácter y de ética, a cada pereza mental.

La flexibilidad es importante, pero no cuando es una forma de manipular una falta de voluntad de cambiar o intentar. La misericordia es una condición posible, pero sería imposible sin el rigor...así me parece.

“La Revolución” es un espíritu de rescate de la honra, de la hombría, del coraje y antes de todo es una propuesta para una actualización con el corazón más honesto, más resistente, más recto.

Sida

Edward C. Green, director del Proyecto de Pesquisas sobre Prevención del Sida en el Harvard Center for Population and Development Studies, basado en la revisión mundial de los resultados obtenidos en los últimos 25 años dijo que no es el profiláctico lo que impide la contaminación, y sí es la reducción del número de parejas sexuales. Uganda es uno de los mayores ejemplos de esto y por lo que se dice, uno de los únicos casos de éxito tan grande. Los casos de Sida fueron reducidos en un 70 por ciento en el país, que tiene fuertes bases religiosas.

quarta-feira, 8 de abril de 2009

La Revolución

“Cocaine's for horses, its not for men, they say it'll kill you but they don't say when...” Cocaine Blues, Luke Jordan.

Ellos estaban viviendo momentos de armonía. Se entendían perfectamente bien. En la cama hacían el amor con respeto y deseo explícito, sin censura, pudor o inhibiciones. A él le gustaba el cuerpo de ella, la piel, los cabellos...adoraba su beso, su olor, su forma de hacer sexo oral. Ellos estaban encajándose como es raro encajar. Estando en cuartos separados, en la misma casa, sentían saudade uno del otro y aún durmiendo lado a lado en la misma cama, sentían la falta de la vigilia ajena. Poco se dormía. Las conversaciones eran largas e inquisidoras. Una pasión amorosa, llena de deseo y diálogo, con intereses mutuos y devoluciones. Les gustaba quedarse en casa, disfrutaban de cocinar, asistían los mismos programas, leían los mismos libros y algunos diferentes, que servían para que uno le contara al otro. Se enseñaban aprendiendo, se miraban a los ojos con instancia y admiración. Él estaría amando, tanto como ella.

Él necesitó viajar por negocios al interior. Iría en ómnibus. Ella lo acompañó hasta la terminal y allá, como en el cine, se besaron como si fueran a despedazarse después del despegue de los labios. Los dos llegaron a llorar; él para adentro, sin lágrimas, como es conveniente para un hombre. Las ruedas fueron girando, dejando la plataforma. Ella se quedó que no quedaba. Él sintió el pecho caliente y helado al mismo tiempo, dividido. Se sentó en la butaca 8.
En la primera parada, en la Marginal, lo improbable: no una señora con tos, un gordote que transpira a chorros y ronca, una chica con un niño en los brazos, un policía con mal olor, o alguien que pasa el viaje todo disputando el brazo del asiento, no. Quien surgió fue una especie de perfección humana, de ropas adecuadas, buen olor y anteojos, que no por acaso, era una de sus taras: mujeres que usan lentes en aros. Una pasajera para la butaca 7, que, hasta entonces, seguía providencialmente vacía. Él sintió la presencia de ella. Él sostenía un libro de Thomas Mann, “La Génesis del Doctor Fausto”. Apenas ella se sentó, no consiguió disimular el interés inmediato que sintió por el libro. Él lo percibió. Después de casi una hora de conversación absolutamente integrada y ascendente, surgió, como que displicentemente, la pregunta fatídica: “¿Vos tenés novia?”. Tal vez por vicio, tal vez por ser hombre, tal vez por hipnosis, tal vez por canallada, él simplemente olvidó que la tenía y cuando sonó el celular, él no atendió diciendo que era un amigo suyo, de esos molestos. A cerca de Mogi-Guaçú, más o menos en la mitad de la jornada, estaban besándose con furia y ardor, como si hubieran sido hechos uno para el otro. Descenderían en ciudades diferentes, pero vivían en la misma y cuando regresaran, se encontrarían y se amarían para el resto de la vida, o algo así. Él ahora tenía lo que juró que jamás volvería a tener: una o dos novias, como se prefiera.

Apenas descendió en el lugar de su destino, fue fusilado por los soldados de “La Revolución” con 8 tiros. Cayó en la acera de la plataforma 8 en un charco de sangre formado por sesos de sí. Una señora, que vio la escena, desde la partida del ómnibus, mandó un mensaje de texto a la Central y avisó “Los Compays”.

terça-feira, 7 de abril de 2009

¡Seas Bienvenido!

“Ven, ven, seas tú quien fueras, no importa si tú eres un infiel, un idólatra o un adorador del fuego. Ven, nuestra hermandad no es un lugar de desesperación. Ven, aún habiendo violado el juramento mil veces, ven, ven de todas formas, ven”. Rumi, Masnavi.

La Compañía Solitaria es un lugar de acogida espiritual. Aquí se refugia quien ya traicionó sus ideales, quien ya hirió, fue herido y lastimado a sí mismo en desesperación e ignorancia. Aquí el pan se sirve a quien tiene hambre y a quien tiene odio por un hambre que desconoce. Aquí vos podés ofender, que serás perdonado, podés gritar y agredir que serás calmado, podés sufrir por amor de forma agresiva o deprimente hasta que el sentimiento se transmute en fraternidad y coraje. Aquí la armonía será enseñada sin que nada sea dicho o impuesto. Nuestra comunidad vive en alegría y está llena de esperanza, aquí se ofrece almohada y tiempo para que vos puedas encontrar lo que buscás. No existe presión, ni prisa. Aquí el arte es valorizado, así como la ciencia, la filosofía y la espiritualidad, columnas que sustentan al hombre íntegro en rigor y misericordia.

Arrojá piedras en nuestra ventana, incendiá nuestro ambiente, escupí en nuestro plato o en aquel en el cual vos mismo comiste...consideraremos que estás pasando una mala etapa. No te intimides se necesitás explotar, si necesitás dar una tonta demostración de celos, despecho o envidia...sabemos que son tus debilidades, que es tu descontrol. Aquí esperamos que vos caigas en el vacío de tus acciones, cuando ellas fueran infructíferas. Tu animosidad, tu pesar, tu dolor y todas tus ignominias serán disueltos en baños de espuma. En aceite y hierbas masajearemos tu espalda y tu ego. Aquí no pasarás vergüenza por tu inmadurez o por tu violencia gratuita: las ignoraremos. Te demostraremos el sentido de paz y de bravura, simplemente dejándote que vos mismo las descubras.

Pero si vos cometés la injusticia deliberada con un compañero, o por un breve instante, dejás de ejercer la generosidad para con el próximo, serás fusilado sin piedad.

¡Viva “La Revolución”!

domingo, 5 de abril de 2009

Cine Simbólico

Lucho. Partes de cuerpos pasan entre las memorias de mi corazòn agitado, fuese el mar. La tela más profunda, después de todo, mucho dolor. Parar el film, prescindir de las actrices. Yo no sé más cómo decir “¡corte!” sin herir principios y fines. Cuál es la toma, cuál es la dirección. No existen más escenas, los cortes fueron excesivos, las ediciones no podrían bastarse. Lucho. ¿Qué guión artificial, violento, impúdicamente biográfico y compulsivo escribí yo? La sala está vacía, las butacas vacías, pero yo las veo sentadas mirando hacia mí en el telón: mujeres eléctricas. Lucho. Estoy en la proyección pidiendo un patético perdón al vacío. Estoy siendo proyectado como si el proyector fuese un cañón, pero yo no me estrello, bribón, aparezco en IMAX para que nadie perciba. Escurro como sangre. Mancho el telón con mi desespero, con mi súplica vana. En surround mi hablar enmudece.Mudo. Lucho.¿Cómo traducir en imagen la necesidad de cerrar los ojos? Dormir en la sesión. Despertar allá en los sueños cinematográficos de presupuestos millonarios y salarios astronómicos, como si explosiones y efectos especiales aliviasen el mal enredo en el estómago. Lucho en la lata vaciada. Porque vos tenés una piel que es símbolo y nadie sabe. Pasan las visiones por su superficie alva, brillos reflejados en tus pelos. Tu cámara oscura totalmente depilada. Intento hablar con ella el lenguaje del cine que yo estoy sintiendo. Mi lengua en sus surcos se proyecta queriendo apagar la filmación. Quiero lamer de vos la angustia noir que dejé entre tus piernas. Pero vos parecés inmune a las piernas y volás como si estuvieses en ficción. De repente, todo apagado: telón, asientos , luz. Yo te pediría que sostengas mi mano como hacen los enamorados. Lucho.

Desaconteciendo

Tus piernas abiertas y lo desconocido y lo innominable. ¿Cómo ahora reconstruir los armarios, los espejos, el lustre? ¿Cómo describir lo que sucedió? Cuando todo desapareció. Si había ventana, si había cama. ¿Cómo es morir? ¿Por qué ocurre? Si cuando volvemos a nosotros, lo que debía haber sido era impalpable. Y ni sabíamos que no teníamos miedo de tener miedo. Si en el abismo de un abrazo sólo tuve una boca, agarrara la caída con los dientes, pero sólo lengua, lengua, lengua. Si el soplo allí arcilla crió-me dentro de sentirte. Si no me reconozco ahora y veo la televisión, las cosas, el reflejo del reflejo de una reflexión, si tengo que lidiar con lo que dicen que son reales, si sostengo objetos y leo e-mails, pero mis ojos atraviesan lo que miro: ¿Cómo conseguiré retirar las camadas del inútil paisaje sin vos? Porque después de, todo es saudade y es antes de lo de nuevo: ¿pero qué es? Si es posible vivir sintiéndose retirado. Cuando vos dormís y no despierto más en mí.

Sólo por una: Eternidad

¿Por qué me odié tanto y fui tan cruel con mi ignorancia? ¿Por qué yo quise lastimarme de una manera que no lo percibiese?

Por una eternidad yo hablaría de mí con más afecto, con más respeto. Por una eternidad, tal vez, yo me perdonara y quién sabe, gustara un poco de lo que en el fondo siempre quise ser: un hombre bueno para la eternidad. Simple. Que yo nunca fui ingenuo. Alguien que procurara la generosidad en las acciones y procurara oír y transformarse ahora. ¿Quién sabe? Pudiera tal vez no pensar tanto en no pensar y pensar libre y ser el pensador que yo siempre quise ser. Un teórico que no hace. Pudiera permitirme vivir la aventura de mi existencia como siendo existir jugar a despersonalizar: recrear, reinventar, actualizar: traducir. Que yo fuera maduro sólo por descubrirme así. ¿Por qué me escondí tanto de lo que yo tanto quise encontrar en mis maneras?
Por una eternidad quién sabe yo pudiera no ser el hipócrita que siempre fui: el cobarde que hurga, el lobo solitario, el pavo misterioso. Quién sabe pudiera yo sólo una vez en este instante que se abre ser un babuino jefe de alguna familia divertida de monos príncipes.

Por una eternidad yo moriría, por una eternidad yo amaría y oiría las historias de una, allá, cerca de las fogatas de los corazones de los amantes. Pudiera ser yo alguien que supiera que si no muriera en cada hora podría haber muerto: muriese. Arriscara los discos. Pudiera no ser encontrado por quien busca que los otros sean proyecciones de sí. No me verían en los telones y ni en los tontos y yo sería menos aún.

Por una eternidad yo hablaría de mí a alguien como alguien en quien vale la pena invertir. Pediría patrocinio y ayuda, abrazo y protección. Pediría el amor más impúdico e pasaría los días pidiendo en casamiento una esposa.

Por una eternidad yo saldría con la persona más invisible, la más transparente.
Por una eternidad yo miraría en los ojos de alguien: no me viera. Sólo por una y no por muchas. Sólo por única y no por todas. Uno sólo y una sola: dos solos: uno.

¿Qué es la Eternidad, Amor? Es el beso: sería.

sábado, 4 de abril de 2009

La Tristeza del Caballo del Buddha

“¿Quién sos vos? Le pregunté al deseo. Me respondió: lava. Después polvo. Después nada. Hilda Hilst, Del Deseo.

¿Te vas para siempre quedarte? Para siempre voy. Quebrar: mejor huesos que promesas. Prometo yo. Casados estamos. Todo tengo, nada quiero. ¿No me quieres? Deseo. ¿Única soy? Una ser, ¿qué es?. Muestro, ven. Ir. Para el lecho nupcial iríamos. Almohadas y aromas, velas y velos: delante de otro el otro. Ven-no-te-vayas!-de-mí. Amado mío ropa sacaría delante de mí y caería yo en un abismo. Amor conmigo la Manifestación del Vacío haría. La boca de Yahodara sería un halo en la cabeza de falo mío hablando paneles de miel: místicas vocales. Manos suaves melando melancolías adivinarían vinos: cariños en sudor mío. Colocaría yo arcilla dura entre, de ella, las piernas, que mojadas como un océano de loto flores cubiertas por las lágrimas estarían rocío. Hacer para vos una alfombra con el cuerpo mío, quise, tejido de belleza mía interior, trama de urdiembre de belleza tuya interior, quise. Entrelazarme quise en las rocas de tu ser, en el tejido del tantra. ¿Vos quisiste? ¡Espuma! ¿Quién acá ahora de mí de adentro estaría saliendo? En dolor dormiríamos. ¡Amado, despierta, amado! ¿Gopa, qué fue? Extraños sueños tuve. Pasó, se calma. Que vos amado dejado habías en la silla ropas tuyas culebras se volvieron puerta afuera se arrastraron pánico quedé. Profunda mujer sos vos, Gopa. Compañera: conmigo busca: el pan prepara. Embarazada soy, amado.-...De silencio tuyo: embarazada. Gopa, refugio procura. ¿Marido mío que es llamado tuyo? Todos los esfuerzos míos para llamar atención tuya, que lo que hubo parece del mundo no venir. Por placeres cercado vos: artes, danzas, música, todo lo que de más bello existe, aún así, el príncipe, inquietud siente.

Dormiríamos nos abandonaríamos mientras tanto. En siguiente día de partida tuya, padre tuyo enfermo quedaría. De la iluminación en busca, 29 años, habría ido sin que la esposa suya que iría dijese. Que hambre pasaría sabríamos luego que al palacio abandonase dirían las bocas que aspecto horrible tendría uno yque muy enfermo estaría. Padre tuyo enviarte intentaría comida y mensajeros para que desistiese él de peregrinación suya, varios mandaría, respuestas llegarían nunca. El silencio y el vacío siempre. En que marido mío me dejaría, en el día de mañana, mandaría mensajero que enviaría yo decirte fuese que hijo su nacido había. Se alegraría no. A él yo habría dicho si conmigo hablado hubiese: Amado, ¿es Rhaula, hijo que nació? Un mi obstáculo más. Ahí, Amado, ¡esto decir! Triste: melancolía melodía mela el día. Sólo Kantaka, caballo tuyo llevaría. Que ser un Buddha soy seré. De vejez, de enfermedad y de la muerte conquistador volveré. Pasaría tiempo y Kanthaka caballo tuyo que volando del palacio saldría con príncipe montoda para durmientes no despertar también abandonado volvería. Equina tristeza, fondo sin mirada, cayendo crines, menguando potro, amarga alfalfa, animal en dolor, echaría semblante, sin dormir nosotros, quedaríamos noche toda agonía y saudade.

sexta-feira, 3 de abril de 2009

Auto-sabotaje


Linieres enviado por Angelita.

Vos recibís una carta. Dirigida a vos. Vos no conocés el remitente. Pero su nombre está ahí, es nomás para vos. Vos guardás la carta sin leerla. La olvidás. Montones se acumulan. Hay algo allí escrito para vos, pero vos no querés leer. De repente vos resolvés abrir una de ellas. Una que llegó en un sobre rojo y te asustó. Vos abrís la carta, parece familiar, pero al mismo tiempo extraña. Parece que te incumbe de alguna manera. Leés un poquito, no entendés el lenguaje, la desechás. Vos ya no querés entender, realmente insiste en no tener comprensión, aunque todo esté queriendo esclarecerse. Las cartas entienden. Vos rasgás todas, pero ellas no dejan de llegar. Rasgos, fragmentos. Vos desarrollás uma compulsión por rasgar cartas, un vicio. Y las cartas comienzan a llegar para que vos las puedas rasgar. Aún rasgadas, ellas parecen estar en medio de aquella cosa que vos repetís en tu comportamiento hace años. Las cartas están en sobres hechos de nubes. Su cerebro es de algodón dulce. Su mente es un agujero que aumenta de tanto querer. Vos sos diabético. Sueños en tu sangre. Vos usás e-mails para comunicarte, no cartas.

Livremente inspirado en “The Self-sabotage Cycle” de Stanley Rosner.

quinta-feira, 2 de abril de 2009

El Tango

El sentimiento asienta el salto de tu pecho junto al mío: envueltos en balanceos: nosotros. No se pisan los pies. Uno en el vacío del otro como persiguiendo danza metafísica: pasos que se retiran y no pierden el compás: números de calzados que se ajustan al tamaño de lo que va danzando sin doler: la forma del garabato: traje de tiza en el aire: un vestido. En el café la fe defeca: giros. Volteretas tuyas: la cucharita después del azúcar: la crema de tu gozo: invisible: en la piel del líquido oscuro: el cielo en mi boca.

Si yo te oí suspirar entre las corcheas de la orquesta: debajo de la colcha tu cuerpo en mi cuello: chal. Exhala: entre tus muslos un suspiro dulce: resquicio de piel: permanece y al mismo tiempo se esfuma.

Lágrima Ríos: mojada la voz que envuelve mis sueños roncos: de a poco todo va quedando preciso: innecesario es decir que no se precisa de más decires.

Teatro Colón: regazo tuyo. Me presento: hombre antiguo, elegante, con un dolor sin explicación, sin propósito, sin nombre, sin fin, que no duele, que no pasa: un compás de Candomblé de Maestros: reyes de hinchar en fútbol voltear la cabeza por todas las mujeres: sin comentarios peyorativos: sin piropos: cantos tristes de hacer temblar las almas que duermen dopadas en chinches mañaneras sin ocaso. ¿Qué días son estos que no conocen el anochecer circunspecto de las luces de mercurio de los años 40, sólo trasnoches de borrachos más allá de la cuenta más acá del límite de la inspiración?

Madrugadas disueltas en notas musicales escapan de los cuerpos de los bandoneones: y las noches que atraviesan portales son las que danzamos aún sin nunca habernos encontrado o escindido.

http://www.youtube.com/watch?v=bi8C7m8TVxU

quarta-feira, 1 de abril de 2009

El Descenso

Es en la cama donde se hace la revolución. Recusando al mundo, ofreciendo lecho al milagro. Sumergirse en la energía ajena hasta perder los sentidos, que guían a los amantes hasta la sustracción. Taquicardia hasta la piel. Las horas perdidas son las mejores, no se produce nada sino electricidad corporal. El beso es muy importante. Con los labios deslizándose en los labios de algún otro, llegar a la locura, que no es otra cosa que la completa falta de explicación para semejante magnetismo. “¿Cómo fue que nos mezclamos así?”, preguntan los que se quieren en continua y creciente perplejidad. Nada más se requiere a no ser que se coloque el corazón entre las piernas. Arte difícil que implica unión y vulnerabilidad, definición de lo que es la entrega. Lo demás es creatividad inspirada.

El Narrador

Reflexionando en la pequeña taza de expreso el sopor de su rostro. Una mujer febril así surgida. Sentada, contraída en las paredes da. Mariposas en el estómago, calor, el que en el hueco. Estaba teniendo un orgasmo en la dulcería. Deseo sin ocasión. ¿Quién supondría la ocurrencia? ¿Quién la observaba gimiendo entre sorbos de gas? Agua entre los muslos. No perciben más el gozo si dulces son para llenar carencias. Ella, bomba de crema. Mis hojas no la podrían describir en charlas de crisis y cosas y cactus, allí distantes: cercada por todo lo que hay, se llenó de vacío. Empujó las piernas hacia adelante, raspando el parquet con el fino taco. Deslizó su cadera hasta el borde de la silla como en precipicio. Fluyeron los dedos debajo de la pollera, tanga no tenía, se sumergió las puntas en espesa leche, trajo el confite a la boca. ¿Quién vio?

Acto Fallido

Un mundo donde todo es falta: hasta de dignidad. Todos los puntos de vista acaban por ser el de afuera. ¿Quién podría entrar en el otro? Cuando hasta la generosidad es un ejercicio del Ego. Solamente en una sociedad que vive la ilusión de que todo está permitido, donde Dios es una expresión tonta de una creencia o no, que de Él poco se conoce y mucho se arroga, es que lo peor de cada uno es práctica. ¿La Ética fue volviéndose aquello que sirve a quien quiere servirse? Etiqueta es tontería para quien es incapaz de tener algún control. Desear el mal a alguien será siempre la peor maldad. ¿Qué pena sufriría el malvado sino la de estar relegado a su propia ignorancia? Si palabras fuesen balas. ¿Dónde no está el terrorismo, la deshumanidad? Tan resonante, aún en los pequeños actos. Si el corazón ajeno fuese un templo sagrado y fuese visto como símbolo y no como la condición carnal de grasas y safenas que es solamente lo que los ojos más mezquinos consiguen ver. Órgano cubierto de piel, lípidos y pelos blancos para los que fruncen la sien, lugar de lo simbólico para los capaces. Si un ser prendado por su más significativa animosidad ofendiera a mi padre y a mi madre, no me afectaría; si un proyecto de gente me ofendiera con sus insinuaciones más viles, no me afectaría; pero ver a un ser humano poseído por el odio ofensivo, generando carga negativa única y exclusivamente para sí mismo...eso me afecta. Me duele el dolor que siento. Quiero luz para quien quiere mi mal, quiero luz para quien no logra verme con claridad, quiero luz para los que no se contorsionan en rencor y amargura y quiero pagar por cada cosa que yo pueda haber hecho. Quiero justeza y justicia. Sé a quién debo rendir cuentas. Veo cuán triste y angustiante las cosas pueden ser para quien, por no saber abordar la susceptibilidad ajena con delicadeza y respeto, se quedará sin saber lo que realmente ocurre adentro.

El acto fallido ocurre cuando sin querer queriendo, vos publicás tu inconsciente y por intuición e involuntaria actitud, hacés brotar las flores del mal que se escondían en lo más siniestro de la tierra. Las ratas saben dónde está el queso, y aquí ellos intentan venir a comer de mis manjares, pero hay ratoneras en las puertas de mi consciencia.

Las hienas ríen por ferocidad.

No soy ingenuo ysé que sería inevitable que yo recibiera de vuelta la energía negativa que yo mismo busqué para mí. Aunque, cada vez más, estoy aprendiendo a crear mi derecho a merecer la energía buena que quiero recibir de aquí en adelante.