terça-feira, 28 de abril de 2009

Crisis es cosa buena

“Los hombes viajan más de prisa ahora, pero no sé si van a lugares mejores.” Willa Cather, “Death Comes For The Archbishop”

Nuevos aires soplan en mi ventana. Cambio de postura. Nuevo eje. No fue nada que haya sucedido exteriormente, fue una intuición, una retomada de conciencia, un recordar. Resignificar yo voy. La resignificación es el arte de buscar cualidades homólogas a los defectos en cada situación. Revertir el cuadro, ver desde otro ángulo, buscar conexiones que redireccionen los pasos que parecen caminar hacia un precipicio. Es lo que hago con mi obra y con mis propias actitudes en la vida. No quiero más adosarme al coro de los que creen que nada va a salir bien y de los que ven todo con pesimismo y descreimiento. No quiero más permitirme ningún tipo de negatividad y desesperanza. Ningún momento es tan propicio como el de la crisis para que se repiense y se cambie una antigua postura. El mundo estaba, y aún está, caminando a pasos agigantados hacia el abismo. La crisis económica mundial es providencial, es un freno a los abusos, al consumismo desenfrenado, a la lógica del lucro sobre todas las cosas. Está claro que la mentalidad del mundo no cambió y ni va a cambiar drásticamente del día a la noche, pero ya podemos encontrar varios focos de cambios y varias personas contribuyendo para una mejoría y para el desenvolvimiento de una capacidad de vislumbrar algo positivo que está siempre dispuesto a nacer en el útero de cada aparente desgracia. Hoy ya existen escuelas de sustentabilidad, existen nuevas formas de pensamientos expandiéndose y ya está más en tiempo de abrirnos hacia ellas. Repito lo que vengo repitiendo: el mundo no es la vida. Ella está en el mundo, pero no es del mundo.

Mi mayor preocupación es la educación. Es con eso que quiero y siempre quise trabajar. Y veo el Arte como la mejor posibilidad de renovación de la enseñanza hoy. No a través del dogmatismo o del didactismo o como subterfugio para pasar mensajes, pero como fuente de inspiración. El arte puede proporcionar el vaciamiento de conceptos y valores pre-concebidos y ultrapasados y puede preparar caminos hacia nuevas instituciones. Para eso, según mi visión, sería preciso que artistas y espectadores redescubrieran al Hombre de Arcilla que hay dentro de cada uno de nosotros. El Adán que necesita y puede ser Creado, junto con la Creación que duerme en nuestro ser, queriendo ser despertada. ¿Qué sería esto? No es en este espacio que voy a explicar detalladamente, pero espero, a partir de ahora, ir lanzando semillas para la postura educacional que estoy desenvolviendo. Espero en breve tener un sitio que explique y ejemplifique mejor lo que quiero decir. Pretendo formar grupos de conversaciòn. “La Revolución” es una semilla del rigor, sin el cual la disciplina no consigue dar cuerpo a las actividades. El Proyecto “El Hombre de Arcilla” es el germen de la misericordia, sin el cual no sería posible la flexibilidad en las relaciones.

Abomino cualquier concepto de auto-ayuda o cualquier fórmula hecha para mejorar la vida. Pero, si educar es educar-se y cuidar es cuidar-se, y eso es fácil de percibir cuando sabemos que es a partir de nuestra propia disposición y postura que las cosas nos suceden a nosotros o no; entonces, ¿qué es ser profesor? ¿qué es ser médico? ¿qué es ser artista?Para mí, esas son las tres ocupaciones con las cuales los hombres deberían ocuparse en relación a sí mismos. Educador de sí, Curador de sí, Artista de sí. Pero, no cabe duda de que es necesario aprender a aprender ser en sí ou ser alguem para sí. ¿Quién va a enseñar?¿Quién si no el Sí que aún no se contaminó con las construcciones y pavimentaciones del ego? El Hombre de Arcilla es un modelo que vos mismo vas a moldear en sí, más condicente con un ser que puede ser cualquier cosa que quiere hacer de quien es y la derrota viva de sí o de las innumerables posibilidades de ser que se deja de ser por pereza, automatismo psicológico, condicionamiento. El Hombre de Arcilla se contruye a partir de las relaciones. El barro es el lenguaje.

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