sábado, 4 de abril de 2009

La Tristeza del Caballo del Buddha

“¿Quién sos vos? Le pregunté al deseo. Me respondió: lava. Después polvo. Después nada. Hilda Hilst, Del Deseo.

¿Te vas para siempre quedarte? Para siempre voy. Quebrar: mejor huesos que promesas. Prometo yo. Casados estamos. Todo tengo, nada quiero. ¿No me quieres? Deseo. ¿Única soy? Una ser, ¿qué es?. Muestro, ven. Ir. Para el lecho nupcial iríamos. Almohadas y aromas, velas y velos: delante de otro el otro. Ven-no-te-vayas!-de-mí. Amado mío ropa sacaría delante de mí y caería yo en un abismo. Amor conmigo la Manifestación del Vacío haría. La boca de Yahodara sería un halo en la cabeza de falo mío hablando paneles de miel: místicas vocales. Manos suaves melando melancolías adivinarían vinos: cariños en sudor mío. Colocaría yo arcilla dura entre, de ella, las piernas, que mojadas como un océano de loto flores cubiertas por las lágrimas estarían rocío. Hacer para vos una alfombra con el cuerpo mío, quise, tejido de belleza mía interior, trama de urdiembre de belleza tuya interior, quise. Entrelazarme quise en las rocas de tu ser, en el tejido del tantra. ¿Vos quisiste? ¡Espuma! ¿Quién acá ahora de mí de adentro estaría saliendo? En dolor dormiríamos. ¡Amado, despierta, amado! ¿Gopa, qué fue? Extraños sueños tuve. Pasó, se calma. Que vos amado dejado habías en la silla ropas tuyas culebras se volvieron puerta afuera se arrastraron pánico quedé. Profunda mujer sos vos, Gopa. Compañera: conmigo busca: el pan prepara. Embarazada soy, amado.-...De silencio tuyo: embarazada. Gopa, refugio procura. ¿Marido mío que es llamado tuyo? Todos los esfuerzos míos para llamar atención tuya, que lo que hubo parece del mundo no venir. Por placeres cercado vos: artes, danzas, música, todo lo que de más bello existe, aún así, el príncipe, inquietud siente.

Dormiríamos nos abandonaríamos mientras tanto. En siguiente día de partida tuya, padre tuyo enfermo quedaría. De la iluminación en busca, 29 años, habría ido sin que la esposa suya que iría dijese. Que hambre pasaría sabríamos luego que al palacio abandonase dirían las bocas que aspecto horrible tendría uno yque muy enfermo estaría. Padre tuyo enviarte intentaría comida y mensajeros para que desistiese él de peregrinación suya, varios mandaría, respuestas llegarían nunca. El silencio y el vacío siempre. En que marido mío me dejaría, en el día de mañana, mandaría mensajero que enviaría yo decirte fuese que hijo su nacido había. Se alegraría no. A él yo habría dicho si conmigo hablado hubiese: Amado, ¿es Rhaula, hijo que nació? Un mi obstáculo más. Ahí, Amado, ¡esto decir! Triste: melancolía melodía mela el día. Sólo Kantaka, caballo tuyo llevaría. Que ser un Buddha soy seré. De vejez, de enfermedad y de la muerte conquistador volveré. Pasaría tiempo y Kanthaka caballo tuyo que volando del palacio saldría con príncipe montoda para durmientes no despertar también abandonado volvería. Equina tristeza, fondo sin mirada, cayendo crines, menguando potro, amarga alfalfa, animal en dolor, echaría semblante, sin dormir nosotros, quedaríamos noche toda agonía y saudade.

Nenhum comentário:

Postar um comentário