quinta-feira, 2 de abril de 2009

El Tango

El sentimiento asienta el salto de tu pecho junto al mío: envueltos en balanceos: nosotros. No se pisan los pies. Uno en el vacío del otro como persiguiendo danza metafísica: pasos que se retiran y no pierden el compás: números de calzados que se ajustan al tamaño de lo que va danzando sin doler: la forma del garabato: traje de tiza en el aire: un vestido. En el café la fe defeca: giros. Volteretas tuyas: la cucharita después del azúcar: la crema de tu gozo: invisible: en la piel del líquido oscuro: el cielo en mi boca.

Si yo te oí suspirar entre las corcheas de la orquesta: debajo de la colcha tu cuerpo en mi cuello: chal. Exhala: entre tus muslos un suspiro dulce: resquicio de piel: permanece y al mismo tiempo se esfuma.

Lágrima Ríos: mojada la voz que envuelve mis sueños roncos: de a poco todo va quedando preciso: innecesario es decir que no se precisa de más decires.

Teatro Colón: regazo tuyo. Me presento: hombre antiguo, elegante, con un dolor sin explicación, sin propósito, sin nombre, sin fin, que no duele, que no pasa: un compás de Candomblé de Maestros: reyes de hinchar en fútbol voltear la cabeza por todas las mujeres: sin comentarios peyorativos: sin piropos: cantos tristes de hacer temblar las almas que duermen dopadas en chinches mañaneras sin ocaso. ¿Qué días son estos que no conocen el anochecer circunspecto de las luces de mercurio de los años 40, sólo trasnoches de borrachos más allá de la cuenta más acá del límite de la inspiración?

Madrugadas disueltas en notas musicales escapan de los cuerpos de los bandoneones: y las noches que atraviesan portales son las que danzamos aún sin nunca habernos encontrado o escindido.

http://www.youtube.com/watch?v=bi8C7m8TVxU

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